Hola! Como estan? Que bueno que esta racha de actualizaciones semanales continuen :D Espero poder seguir así...
Capítulo 6
Levántense, mis bellezas
Puerto
de Lanzaderas de Tara, Irlanda
Cuando la Capitana
Holly Canija intentó atracar en su puerto asignado, encontró las abrazaderas
electromagnéticas de Tara inoperables y fue forzada a un aterrizaje improvisado
en la puerta de acceso del túnel. Eso era, más o menos, lo que el supervisor
del puerto de Tara escribiría en su reporte de Incidentes Extraordinarios cuando saliera de rehabilitación, pero la
oración no transmitía el gran trauma de la situación.
Para su entero enfoque,
los instrumentos de Holly le habían asegurado que todo estaba perfectamente bien; y luego, justo cuando giró
la cola del Cupido de Plata para atracar con las abrazaderas, la
computadora de control de vuelo hizo un sonido parecido a la carne cruda
golpeando contra una pared a gran velocidad, luego se apagó, dejando a Holly
sin más remedio que retroceder al túnel de acceso del puerto de lanzaderas y
rezar porque allí no hubiera ningún personal desautorizado.
El metal se arrugó, el
Plexiglas se agrietó, y los cables de fibra óptica se tendieron como caramelo
caliente y se rompieron. La coraza
reforzada del Cupido de Plata tomó el castigo, pero el ornamento del
capó salió volando así como su tocayo, siendo encontrados, tres meses después,
por una figura flaca, apenas reconocible, en el vientre de una máquina de soda.
Holly jaló del freno
mientras llovían chispas, picando en el parabrisas. Su arnés de giro de piloto
absorbió la mayor parte del shock que significaba para su cuerpo, pero Artemis y
Mayordomo habían rebotado por todas partes como perlas en un sonajero.
-¿Todos vivos? -Los
llamó por sobre el hombro, y el surtido de gemidos que le respondieron le
confirmó la supervivencia de sus pasajeros, aunque no su supervivencia intacta.
Artemis salió de
debajo del abrazo protector de Mayordomo y revisó las lecturas de la lanzadera.
Sangre caía de un corte de su frente, pero él pareció no notarlo.
-Necesitas encontrar
un modo de salir.
Holly casi ríe. Sacar
al Cupido fuera de allí significaría destruir intencionalmente una
instalación entera de la PES. Ella no solo estaría violando el manual; ella
estaría triturando las páginas, luego mezclándolas con estiércol de trol, cociendo
la mezcla, y lanzando las galletas a una fogata.
-Galletas de estiércol,
-Farfulló, lo que no tenía ningún sentido si no conocías el tren de sus
pensamientos.
-Debes de estar
haciendo galletas de estiércol con el
manual, -Dijo Artemis, quien, aparentemente, podía rastrear ese tren de
pensamientos, -Pero Opal debe ser detenida por nuestro bien.
Holly dudó.
Artemis acaudaló su
incertidumbre. -Holly. Estas son circunstancias
extraordinarias, -Dijo con urgencia. -¿Recuerdas la frase de Mayordomo? Caja
Asesina. Allí es donde mis hermanos se encuentran en este momento. En esa
caja asesina. Y tú sabes cuánto sacrificaría Juliet para salvarlos.
Mayordomo se inclinó
hacia adelante, agarrando una empuñadura curva colgante y sacándola de su lugar
en el proceso.
-Piensa tácticamente,
-Dijo, instintivamente sabiendo como agilizar a la capitana mágica. -Necesitamos
proceder asumiendo que nosotros somos la fuerza pequeña parada en medio de Opal
y cualquier forma de dominación mundial que su retorcida mente haya cocinado en
solitario. Y recuerda, ella estaba preparada para sacrificarse a sí misma. Ella
lo predijo. Necesitamos ir ¡Ahora, soldado!
Mayordomo estaba en
lo correcto, y Holly lo sabía.
-Okey, -Dijo,
golpeando los parámetros dentro de la ruta de búsqueda del Cupido. -Tú lo
pediste.
Un hada con una
chaqueta de alta visibilidad bajaba volando por el túnel de acceso, sus alas
golpeando las paredes curvas en su prisa. Los golpes de las alas de un hada dañaban
los sensores de sensibilidad bio-sonar que tomaban décadas en sanar, así que el
ser debía de estar en algún peligro considerable para volar tan osadamente.
Holly gimió. -Es
Nander Thall. Señor Por-el-Libro.
Thall era paranoico
sobre que los humanos contaminarían, de algún modo, Refugio en su entrada, o
que robarían algo en su salida, así que insistió en escaneos completos cada vez
que el Cupido atracaba.
-Sólo vamos, -Le
urgió Mayordomo. -No tenemos tiempo para las regulaciones de Thall.
Nander Thall les
gritó a través del megáfono. -Baja el poder Capitana Canija ¿Qué, en nombre de
Fronda, piensas que estás haciendo? Sabía que eras una carta rara, Canija. Lo
sabía. Inestable.
-No hay tiempo, -Dijo
Artemis. -No hay tiempo.
Thall flotó a sesenta
centímetros del parabrisas. -Leo el futuro en tus ojos, Canija, y veo caos. Estamos
en un encierro aquí abajo. El escudo ha fallado ¿Entiendes eso? Solo tomaría algún
Fangoso con una pala para desenterrar el puerto entero. Todo está en manos de
las protecciones, Canija. Baja el poder. Estoy dándote una orden directa.
Los ojos de Nander
Thall se hincharon en sus cuencas como huevos de gallina, y sus alas golpearon la
pared erráticamente. Ese era un hada nervioso.
-¿Piensas qué si
pedimos permiso nos van a dejar irnos a tiempo? -Dijo Artemis.
Holly lo meditó. El
túnel de acceso se extendía detrás de Thall, los pasajeros se apiñaban
nerviosamente en las piletas de luz emitidas por las balizas de emergencia. La
situación sería lo suficientemente difícil de contener sin llevarla a los
niveles de pánico.
La computadora a
bordo pitó, mostrando la ruta de escape óptima en pantalla, y fue el pitido lo
que estimuló Holly.
-Perdón, -Le dijo a
Nander Thall. -tenemos que irnos.
Las alas de Thall golpetearon
con una rapidez nerviosa. -¡No te atrevas a decirme Perdón a mí! Y ustedes no tienen
que irse a ninguna parte.
Pero Holly estaba apenada y necesitaba irse. Así
que se fue. Derecho hacia arriba, hacia el transportador de equipaje, que
generalmente rodaba sobre sus cabezas, las maletas flotando en un canal de agua
inteligente transparente que mostraba la identidad del dueño a través del
Plexiglas. Ahora el canal de transporte estaba estancado, y el equipaje chocaba
entre sí como botes abandonados.
Holly empujó la
palanca de mando con un pulgar, poniendo al Cupido dentro del canal, el
cual la computadora le había asegurado que era lo suficientemente grande como
para acomodar el vehículo. Y así era, con apenas un pulgar de espacio entre el
paso de las ruedas.
Increíblemente,
Nander Thall fue en su persecución. Se balanceó por el canal, su jopo de pelo
volaba hacia atrás como una media al viento, y gritando en su pequeño megáfono.
Holly se encogió de hombros
teatralmente. -No puedo escucharte, -Articuló. -Perdón.
Y dejó al hada
maldiciendo en el túnel de equipaje, que corría en gentiles círculos inclinados
hacia la sala de Arribos.
Holly piloteó el Cupido
a lo largo de las curvas del túnel, guiada por faros mellizos que rebelaban
las paredes de Plexiglas incrustada con miles de circuitos muertos. Obscuras
formas podían ser vistas babeando de las cajas de circuito, arrojando
condensadores humeantes y fusibles.
-Enanos, -Dijo Holly.
-Son los mejores electricistas. No se requieren luces, y un bonus de espacios
oscuros. Además, comen los componentes muertos.
-¿En serio? -Se
preguntó Mayordomo.
-Absolutamente. Mantillo
me aseguró que el cobre es muy higiénico.
Artemis no se metió
en la conversación. Era trivial, y él se encontraba en un modo profundo de
visualización, pintándose cada escenario que enfrentarían al llegar a la
Mansión Fowl, y planeando como emerger de esos escenarios como el vencedor.
En esto, la
metodología de Artemis era similar a la del jugador de ajedrez americano, Bobby
Fischer, capaz de computar cada posible movimiento que su oponente podía hacer,
para así poder contrarrestarlo. El único problema con esta técnica, era que
habían algunos escenarios que Artemis simplemente no podía enfrentar, y estos
debían ser dejados para el final del proceso, haciéndolo defectuoso.
Y entonces planeó,
sabiendo que era probablemente fútil, ya que no sabía la mayoría de las constantes
en la ecuación, por no mencionar las variables.
Una obscura promesa flotó
desde debajo de su lógica.
Si
los que amo son heridos, entonces Opal Koboi deberá pagar.
Artemis trató de
desvanecer el pensamiento, ya que no tenía un uso útil; pero la noción de
venganza se negaba a irse.
Holly solo tenía unas
pocas cientos de horas como piloto registradas en el Cupido, por mucho,
demasiado poco para lo que estaba intentando hacer. Pero entonces, de nuevo, no
habían suficientes horas de piloto en una vida entera para este tipo de manejo.
El Cupido aceleró
a lo largo del canal, sus gruesos neumáticos encajando en el camino de Plexiglas,
el pequeño cohete disfrazado como un tubo de escape, hirviendo una estela de
corta duración en el agua inteligente. Maletas fueron aplastadas bajo sus
pisadas o hechas saltar como morteros a lo largo del vertedor de la cinta, derramando
prendas flotantes, cosméticos, y objetos de contrabando humanos. Los guardias
de seguridad de turno habían tenido el ánimo para confiscar la mayoría de esos
artefactos, pero nadie nunca pudo figurarse quien había logrado meter una tarjeta
recortada de tamaño real de Gandalf dentro de una valija.
Holly manejó,
concentrándose con los ojos entrecerrados y los dientes apretados. El canal de
equipaje los llevó fuera de la terminal dentro de la roca. Hicieron espirales
hacia arriba por entre los estratos arqueológicos, pasando huesos de dinosaurio
y tumbas Celtas, a través de asentamientos vikingos y paredes normandas, hasta
que el Cupido emergió en una gran sala de equipaje con un techo
transparente que se abría directamente a los elementos, (un supervillano real
de James Bond), una guarida por el tipo de lugar, completado con edificios con
arañas metálicas contoneándose y un sistema de rieles de lanzaderas.
Generalmente, la
Ventana del Cielo estaría camuflada usando proyectores y escudos; pero estas
medidas de seguridad estaban fuera de comisión desde que todas las partes Koboi podrían haber sido reemplazadas con
tecnología que no había explotado. Esa tarde, magulladas nubes grises
Irlandesas erraron a través de los paneles biselados, y la sala de equipaje era
completamente visible desde arriba si cualquier persona se preocupara en
fotografiar los manipuladores de equipaje mágicos o las carretillas elevadoras
con agujeros humeantes en sus carrocerías, como víctimas de un francotirador.
Holly le preguntó a
la computadora si había otro camino aparte del sugerido. El avatar en la
pantalla le informó, desapasionadamente, que sí la había, pero a cuatrocientos
ochenta kilómetros.
-D’Arvit, -murmuró
Holly, decidiendo que no iba a preocuparse más por las reglas, o el daño a la
propiedad. Allí había una imagen más grande que considerar, y a nadie le
gustaba un quejica.
A nadie le gusta un quejica.
Su padre siempre decía eso.
Podía verlo ahora, pasando
cada minuto libre en su precioso jardín, alimentando con algas sus tubérculos bajo
la luz solar sintética.
Tienes
que hacer tu parte de las tareas del hogar, Poppy. Tu madre y yo trabajamos
largas horas para mantener esta familia funcionando. Él pararía entonces y le acariciaría el mentón. Los
Berserkers hicieron el sacrificio final por las Criaturas hace mucho tiempo. Nadie
te pide que vayas tan lejos pero podrías hacer tus tareas con una sonrisa en tu
linda cara. Luego se
pondría rígido, jugando al sargento mayor. Así que ve a por ello,
Soldado Poppy. A nadie le gusta un
quejica.
Holly atrapó su
reflejo en el parabrisas. Sus ojos llenos de melancolía. Las hijas siempre
habían llevado el apodo Poppy en su familia. Nadie recordaba porque.
-Holly, -Gritó
Artemis. -La seguridad se está cerrando.
Holly se sacudió la
culpabilidad y revisó el perímetro. Muchos guardias de seguridad estaban acercándose
al Cupido, tratando de engañarla con sus pistolas Neutrino inútiles,
usando la humeante mole de una lanzadera volteada como refugio.
Uno de los guardias descargó
un par de tiros que tintinearon en el guardabarros delantero.
“Un arma casera,” Notó
Holly. “Debe haberla construido él mismo.”
Los disparos tuvieron
poco efecto sobre las placas del Cupido.
Pero si el guardia se había tomado la molestia de improvisar su propia pistola
de seguridad, tal vez había pensado en atornillar un barril penetrante de
armaduras.
Como leyendo su
mente, el guardia manoseó su cinturón en busca de un cargador de munición.
“Esa es la diferencia
entre tú y yo,” Pensó Holly. “Yo no manoseo.
Le dio todo el poder
a los jets y envió al Cupido como
un cohete por la Ventana del Cielo, dejando a los guardias de seguridad
pretendiendo disparar armas inútiles contra ella, un par incluso llegaron a
hacer ruidos de bang bang, a pesar de que las armas mágicas no
habían hecho bang bang en
siglos.
“La Ventana del Cielo
es Plexiglas reforzado,” Pensó Holly. “O se rompe, o el Cupido lo hace. Probablemente un poco de los
dos.”
A pesar de que nunca
lo sabría, su apuesta no merecía la pena. La Ventana del Cielo estaba
construida para soportar el impacto directo de cualquier cosa corta de un arco
de bajo rendimiento nuclear, un hecho que prudentemente había sido anunciado
por los parlantes de la terminal unas cien veces al día, y que Holly se las
había arreglado, de alguna manera, a evitar oír.
Por suerte para la
Capitana Canija y sus pasajeros, y de hecho, para el destino del resto del
mundo, su potencial ignorancia fatal nunca saldría a la luz, ya que Potrillo
había anticipado una situación donde una nave mágica se acercara a toda
velocidad a la Ventana del Cielo, y esta se negara a abrirse. El centauro
también adivinó eso, porque la ley universal de la máxima de desplazamiento de
doo-doo establece que si el anteriormente mencionado doo-doo golpeaba el
ventilador, este estaría en tu mano y apuntaría a alguien importante que podría
despedirte, la Ventana del Cielo probablemente se negaría a abrirse en el
tiempo crucial. Por eso había aparecido con un pequeño organismo de proximidad
que funcionaba con su propia bio-bateria/corazón, que crecían de las células
madre de las alas de hada apropiadas.
El proceso entero era,
a lo mejor, dudoso, a lo peor, y por eso Potrillo no se había molestado en
registrar una marca azul y simplemente tenía los sensores instalados en sus di-eso.
El resultado era que un grupo de estos escarabajos de proximidad se hundieran a
través de los bordes del panel de la Ventana del Cielo, y si su pequeña antena
detectaba un vehículo pasando demasiado cerca de uno de los paneles, segregaban
un espray de ácido en la ventana y comían rápidamente el panel. La energía
requerida para completar esa fase a tiempo era masiva, y por esto, cuando los
escarabajos terminaban, se enrollaban y morían. Era impresionante; pero,
comparándolo con el hombre de la cabeza que explota, era un truco de una sola
vez.
Cuando los
escarabajos detectaron el ascenso del Cupido, se pusieron en acción como
una compañía de caballería instantánea y devoraron el panel en menos de cuatro
segundos. Cuando su trabajo estuvo hecho, se apagaron y cayeron como pelotas rodando
en el capó del vehículo.
-Eso fue fácil, -Le dijo Holly a su micrófono, mientras el Cupido pasaba por un agujero
de su tamaño. -Demasiado para la gran Ventana del Cielo de Potrillo.
La ignorancia, como
dicen, es usualmente fatal, pero a veces podía ser buena.
Holly le dio poder al
escudo del Cupido, a pesar de
que con cada uno de los satélites humanos fuera de comisión ella
realmente no necesitaba haberse molestado, y puso curso a la Mansión Fowl.
Lo
que nos da unos cinco minutos antes de que Opal nos tenga exactamente donde nos
quiere.
Un pensamiento
menos-que-cómodo, que no expresó en voz alta, pero le bastó una mirada en
espejo retrovisor a la expresión de Mayordomo para ver que el guardaespaldas
estaba pensando más o menos lo mismo.
-Lo sé, -Dijo
mirándola a los ojos -¿Pero qué otra opción tenemos?
¿Y? ¿Cómo estuvo? Ante cualquier duda, crítica (constructiva y
respetuosa), opinion, sugerencia o problema, los comentarios son muy
bien recibidos :) Nos vemos en: Levántense mis bellezas (parte 2/3) que no es muy largo, 4 hojas nada más y ya lo empecé, aparte tengo un feriado este miercoles y si puedo (que no estoy muy segura porque tengo que estudiar y hacer tareas) voy a seguir traduciendo para ya el sabado tenerlo, o el viernes :) Besos